sábado, 27 de octubre de 2012

El bien colectivo

Esta mañana escuchando una entrevista de Iñaki Gabilondo a Jose Luis Sampedro, alguien a quien admiro, he recordado un antiguo articulo que escribí hace algunos años.

La organización actual de la sociedad plantea que para solucionar cualquier problema debe haber un debate previo. Un debate es algo asi como una exposición de argumentos por parte de las diferentes posturas; unos a favor, otros en contra, algún indeciso, y, como no, siempre quedan los antitodo, quienes se posicionan en contra y tachan al resto de cobardes, locos o cosas peores. Después de esta discusión, se proponen conclusiones, y sucede algo mágico, el mayor acto de libertad, el símbolo de nuestra era; la democracia. Esto es, se vota, y se aceptará como acertado lo que quieran 51 voces, y se desoirán las otras 49, que deben de ser cobardes, locos, individuos que no quieren el bien, vamos, que se han pasado al lado oscuro. Tras estas líneas llegamos a una primera cuestión o pregunta; Si una respuesta es realmente beneficiosa, lo será para todos, ya que la definición de beneficioso debiera ser la considerada como la acción que reporta mayor beneficio, ¿Y que mayor beneficio que el 100%, en vez del 51? Por lo tanto las decisiones debieran ser adoptadas por consenso. Quizá esta conclusión es demasiado prematura en el artículo y ahora parezca algo descabellado.

A partir de ahora expondré los argumentos que soportan y hacen posible la primera conclusión.

Para empezar podría hablar del respeto, aunque todo el mundo se cree respetuoso, pero la observación de mi derredor me dice que algo falla. Es algo que se cree arraigado en la sociedad, pero que poca gente entiende, es más, se confunde, y por ello se utiliza mal. El respeto de ser entendido como un acto de humildad, cualidad de la que muchos carecemos. El respeto no consiste en permitir que cada cual exponga sus argumentos y que, además, lo haga libremente. Es algo más complicado, se basa en permitir la exposición, y hacer un buen uso de ella, igualar el nivel de los argumentos ajenos con los propios, para poder analizarlos y compararlos sin que ninguno tenga una ventaja previa. Es decir, todos los argumentos tienen la misma entidad, y solo asi seremos capaces de captar el beneficio real. Otra puntualización, el respeto no impide que un argumento sea destructivo, se puede argumentar en contra de unos planteamientos, lo que si es necesario es no usar la violencia en tus exposiciones.
Todo el tema del respeto va unido a la idea de posesión de verdad; nadie puede demostrar que tiene la verdad absoluta, aunque haya dedicado toda su vida a buscarla. El ser humano esta limitado, no puede encontrarla. Quizá exista, pero nadie puede tener la certeza de que es la suya. Si una idea, un planteamiento se propone como único y verdadero, en parte es falso; es falso en cuanto a la afirmación de verdad. Resumiendo, si alguien tuviera la verdad absoluta y fuese consciente de ello, debería ser capaz de demostrarlo a los demás, y el debate perdería su sentido. Este problema es el que conduce a las dictaduras. Al igual que en el párrafo anterior llegamos a la conclusión de que todas las ideas han de tener la misma entidad. Ninguna es buena por que lo diga su defensor, sino porque convenza a todos.

Después de reflexionar sobre todo lo anteriormente expuesto, cabe la duda de que si lo expresado fuese cierto los problemas se solucionarían inmediatamente, o en un corto espacio de tiempo, y como no sucede asi, deben de ser un montón de sandeces, o se podría tachar de utópico.

Es cierto que los problemas no se solucionan, ¿Por qué?, muy sencillo, porque los debatientes tienen fuertes intereses individuales y los anteponen al beneficio general. Algo que quizá suene repetitivo, pero que si nos fijamos en nuestra organización se ve muy claramente. Cada político vela por los intereses de su país o región, lo que les impide, les ciega ante la solución, que nunca puede consistir en un posicionamiento que defienda unos intereses particulares, sino que exista una clase dirigente que consiga de una vez y para siempre saltar el muro de los nacionalismos y logre llegar a consensuar el camino que nos beneficie al 100%.

En conclusión, el método más eficaz para obtener los mejores resultados es el debate, y las decisiones tomadas por consenso, pero esto no se podrá conseguir mientras no se entienda la idea de paridad entre planteamientos, y, sobre todo, no se superen las barreras del egoísmo.

Fragmento que he seleccionado de la entrevista citada anteriormente. 


Enlace a la entrevista completa, muy interesante, no tiene desperdicio. http://www.youtube.com/watch?v=TOynMKesxtw


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